El yen japonés continúa debilitándose frente al dólar estadounidense, lo que ha generado una nueva ronda de dudas en el mercado sobre la capacidad de intervención de las autoridades japonesas. A medida que la depreciación se acerca a niveles clave que el año pasado desencadenaron intervenciones en el mercado, los operadores comienzan a reevaluar la efectividad de las políticas del nuevo gobierno japonés.
Situación del mercado: el yen lidera las caídas entre las monedas del G10
Hasta la fecha en este trimestre, el yen ha depreciado aproximadamente un 4.5% frente al dólar, siendo la moneda del G10 con mayor caída. El miércoles durante la sesión de Estados Unidos, el yen alcanzó momentáneamente un nivel de 155.04 yenes por dólar, y el jueves por la mañana en Tokio cerró en 154.96. Esta tendencia se acerca a los niveles de 153.4, cerca de los cuales el Ministerio de Finanzas de Japón inició intervenciones el año pasado.
La Ministra de Finanzas de Japón, Shōzō Akiyama, emitió una advertencia, señalando que la volatilidad del mercado ha mostrado una tendencia unidireccional a la baja y que la velocidad de la caída es demasiado rápida, por lo que el impacto negativo de la debilidad del yen no debe subestimarse. En el parlamento, enfatizó que el gobierno está monitoreando con alta vigilancia cualquier movimiento excesivo o desordenado en los precios.
Dilema de políticas: la contradicción entre expansión y estabilidad
El problema radica en que el contexto de la depreciación actual del yen difiere mucho del del año pasado. La intervención ocurrió la noche antes de que el Banco de Japón subiera las tasas, mientras que ahora la situación es: por un lado, la primera ministra, Sanae Takaichi, expresa su deseo de desacelerar el ritmo de aumento de tasas, y por otro, impulsa planes de expansión fiscal, lo que ambos contribuiría a una mayor caída del yen.
Esto crea un paradoja política. Para sostener el yen, las autoridades tendrían que subir las tasas, pero eso va en contra de la intención del gobierno de expandir el gasto. Cualquier intervención también agotaría las reservas de divisas de Japón, que están destinadas a implementar planes de inversión en EE. UU. para tranquilizar al presidente estadounidense, Donald Trump.
Marito Ueda, director general de SBI FXTrade, señaló que las condiciones actuales están muy lejos de las del año pasado. Si la política de Takaichi continúa en la misma dirección de expansión fiscal, incluso si el gobierno logra detener temporalmente la depreciación del yen, esta seguirá debilitándose a largo plazo.
Referencias históricas y niveles de expectativa
Cuando el yen cayó cerca de 160.17 frente al dólar el año pasado, el Ministerio de Finanzas de Japón inició intervenciones y realizó compras adicionales en varios niveles, como 157.99, 161.76 y 159.45. En ese momento, los funcionarios enfatizaron que lo importante no era un nivel de cambio específico, sino la velocidad y dirección de la volatilidad.
No existe un estándar único para definir qué constituye una “volatilidad excesiva”. Sin embargo, un decisor clave del año pasado afirmó que si el yen fluctúa más de 10 yenes en un mes, o si en dos semanas sube y baja más de 4%, eso sería considerado una volatilidad anormalmente rápida. Desde que el 17 de octubre alcanzó brevemente 149.38, el yen ha fluctuado en más de 5 yenes, alcanzando ya niveles de advertencia.
Expectativas del mercado y evaluación de riesgos
Jane Foley, estratega de divisas del ING, advirtió que si la expectativa de intervención no logra evitar que el yen caiga claramente por debajo de 155, la preocupación del mercado por una intervención se intensificará aún más.
Yujiro Goto, estratega jefe de divisas de Nomura Securities, considera que si el dólar supera la barrera de 155 yenes, el riesgo de que las autoridades japonesas intensifiquen la intervención verbal aumentará, y también aumentará la probabilidad de que el Banco de Japón suba las tasas en diciembre. Añadió que la compra de divisas por parte del gobierno, combinada con un aumento de tasas, podría impulsar al yen hacia niveles cercanos a 150 o incluso más fuertes.
Las recientes declaraciones del Ministro de Finanzas de EE. UU., Janet Yellen, refuerzan esta expectativa. La exhortó a las nuevas autoridades japonesas a dar mayor espacio al Banco de Japón para hacer frente a la inflación y la excesiva volatilidad del tipo de cambio, lo que en la práctica sería un apoyo indirecto a la subida de tasas.
El doble filo de la depreciación del yen
La debilidad del yen favorece a las empresas exportadoras japonesas, ya que aumenta el valor de sus ganancias convertidas a yenes; pero al mismo tiempo, eleva los costos de las importaciones y agrava la presión inflacionaria interna. Si no se toman medidas, esto podría generar descontento en Washington: Trump ha criticado públicamente a Japón por aprovechar la política cambiaria para obtener ventajas comerciales, lo que podría reforzar aún más el sentimiento bajista sobre el yen.
Hirofumi Suzuki, estratega jefe de divisas del Sumitomo Mitsui Banking Corporation, señaló que en cuanto a las intervenciones, Japón probablemente necesite primero obtener la aprobación de EE. UU. Sin embargo, la actitud de Washington parece inclinarse más a apoyar que el Banco de Japón suba las tasas, en lugar de intervenir directamente en el mercado.
La próxima decisión de política del Banco de Japón se espera para el 19 de diciembre. La semana pasada, el consejo mantuvo las tasas sin cambios con una votación de 7 a 2, y según una encuesta de Bloomberg, la mayoría de los economistas predicen que el Banco de Japón comenzará a subir las tasas en enero del próximo año. La presión actual sobre el yen en caída está acelerando el ritmo de esta posible cambio de política.
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El riesgo de depreciación del yen japonés aumenta, y las autoridades japonesas enfrentan un dilema en sus políticas
El yen japonés continúa debilitándose frente al dólar estadounidense, lo que ha generado una nueva ronda de dudas en el mercado sobre la capacidad de intervención de las autoridades japonesas. A medida que la depreciación se acerca a niveles clave que el año pasado desencadenaron intervenciones en el mercado, los operadores comienzan a reevaluar la efectividad de las políticas del nuevo gobierno japonés.
Situación del mercado: el yen lidera las caídas entre las monedas del G10
Hasta la fecha en este trimestre, el yen ha depreciado aproximadamente un 4.5% frente al dólar, siendo la moneda del G10 con mayor caída. El miércoles durante la sesión de Estados Unidos, el yen alcanzó momentáneamente un nivel de 155.04 yenes por dólar, y el jueves por la mañana en Tokio cerró en 154.96. Esta tendencia se acerca a los niveles de 153.4, cerca de los cuales el Ministerio de Finanzas de Japón inició intervenciones el año pasado.
La Ministra de Finanzas de Japón, Shōzō Akiyama, emitió una advertencia, señalando que la volatilidad del mercado ha mostrado una tendencia unidireccional a la baja y que la velocidad de la caída es demasiado rápida, por lo que el impacto negativo de la debilidad del yen no debe subestimarse. En el parlamento, enfatizó que el gobierno está monitoreando con alta vigilancia cualquier movimiento excesivo o desordenado en los precios.
Dilema de políticas: la contradicción entre expansión y estabilidad
El problema radica en que el contexto de la depreciación actual del yen difiere mucho del del año pasado. La intervención ocurrió la noche antes de que el Banco de Japón subiera las tasas, mientras que ahora la situación es: por un lado, la primera ministra, Sanae Takaichi, expresa su deseo de desacelerar el ritmo de aumento de tasas, y por otro, impulsa planes de expansión fiscal, lo que ambos contribuiría a una mayor caída del yen.
Esto crea un paradoja política. Para sostener el yen, las autoridades tendrían que subir las tasas, pero eso va en contra de la intención del gobierno de expandir el gasto. Cualquier intervención también agotaría las reservas de divisas de Japón, que están destinadas a implementar planes de inversión en EE. UU. para tranquilizar al presidente estadounidense, Donald Trump.
Marito Ueda, director general de SBI FXTrade, señaló que las condiciones actuales están muy lejos de las del año pasado. Si la política de Takaichi continúa en la misma dirección de expansión fiscal, incluso si el gobierno logra detener temporalmente la depreciación del yen, esta seguirá debilitándose a largo plazo.
Referencias históricas y niveles de expectativa
Cuando el yen cayó cerca de 160.17 frente al dólar el año pasado, el Ministerio de Finanzas de Japón inició intervenciones y realizó compras adicionales en varios niveles, como 157.99, 161.76 y 159.45. En ese momento, los funcionarios enfatizaron que lo importante no era un nivel de cambio específico, sino la velocidad y dirección de la volatilidad.
No existe un estándar único para definir qué constituye una “volatilidad excesiva”. Sin embargo, un decisor clave del año pasado afirmó que si el yen fluctúa más de 10 yenes en un mes, o si en dos semanas sube y baja más de 4%, eso sería considerado una volatilidad anormalmente rápida. Desde que el 17 de octubre alcanzó brevemente 149.38, el yen ha fluctuado en más de 5 yenes, alcanzando ya niveles de advertencia.
Expectativas del mercado y evaluación de riesgos
Jane Foley, estratega de divisas del ING, advirtió que si la expectativa de intervención no logra evitar que el yen caiga claramente por debajo de 155, la preocupación del mercado por una intervención se intensificará aún más.
Yujiro Goto, estratega jefe de divisas de Nomura Securities, considera que si el dólar supera la barrera de 155 yenes, el riesgo de que las autoridades japonesas intensifiquen la intervención verbal aumentará, y también aumentará la probabilidad de que el Banco de Japón suba las tasas en diciembre. Añadió que la compra de divisas por parte del gobierno, combinada con un aumento de tasas, podría impulsar al yen hacia niveles cercanos a 150 o incluso más fuertes.
Las recientes declaraciones del Ministro de Finanzas de EE. UU., Janet Yellen, refuerzan esta expectativa. La exhortó a las nuevas autoridades japonesas a dar mayor espacio al Banco de Japón para hacer frente a la inflación y la excesiva volatilidad del tipo de cambio, lo que en la práctica sería un apoyo indirecto a la subida de tasas.
El doble filo de la depreciación del yen
La debilidad del yen favorece a las empresas exportadoras japonesas, ya que aumenta el valor de sus ganancias convertidas a yenes; pero al mismo tiempo, eleva los costos de las importaciones y agrava la presión inflacionaria interna. Si no se toman medidas, esto podría generar descontento en Washington: Trump ha criticado públicamente a Japón por aprovechar la política cambiaria para obtener ventajas comerciales, lo que podría reforzar aún más el sentimiento bajista sobre el yen.
Hirofumi Suzuki, estratega jefe de divisas del Sumitomo Mitsui Banking Corporation, señaló que en cuanto a las intervenciones, Japón probablemente necesite primero obtener la aprobación de EE. UU. Sin embargo, la actitud de Washington parece inclinarse más a apoyar que el Banco de Japón suba las tasas, en lugar de intervenir directamente en el mercado.
La próxima decisión de política del Banco de Japón se espera para el 19 de diciembre. La semana pasada, el consejo mantuvo las tasas sin cambios con una votación de 7 a 2, y según una encuesta de Bloomberg, la mayoría de los economistas predicen que el Banco de Japón comenzará a subir las tasas en enero del próximo año. La presión actual sobre el yen en caída está acelerando el ritmo de esta posible cambio de política.