El CEO de BlackRock recientemente amenazó con meter acciones y bonos en una billetera digital, diciendo que esta sería la próxima revolución financiera. Suena realmente genial—la tecnología y el capital están poniendo etiquetas de precio a todo.

Pero pensándolo bien: en esta era loca de ponerle precio a todo, ¿alguien ha reflexionado seriamente—cómo medir el valor futuro de un niño?

$GIGGLE me da una sensación diferente. Parece estar haciendo algo "en sentido contrario". Mientras la corriente principal tokeniza bienes raíces y bonos, en cambio intenta tokenizar lo intangible—la "buena voluntad" y el valor social.

El soporte de este proyecto no son bienes raíces ni bonos del Estado, sino un hecho sólido: GiggleAcademy, bajo CZ, ya ha proporcionado educación gamificada completamente gratuita a más de 70,000 niños en todo el mundo. La lógica de esta plataforma no es crear respuestas estándar, sino ayudar a cada niño a descubrir y fortalecer su propia "ventaja competitiva".

El mecanismo de $GIGGLE en realidad es un ciclo de buena voluntad programable: la comunidad diseña de forma autónoma planes de donaciones y tasas de transacción, y en 12 horas pueden recaudar más de 1.3 millones de dólares para proyectos educativos; los intercambios también donan una parte de las comisiones. ¿El resultado? Cada transferencia en la cadena puede convertirse en una clase interactiva en la pantalla de un niño.

Por supuesto, esto no es perfecto. Pero plantea una pregunta: ¿las criptomonedas solo pueden ser herramientas financieras? ¿Podrían convertirse en una medida y transmisión de cuidado humano?

Mientras persiguen la tokenización de activos por billones de dólares, quizás también valga la pena preguntarse—¿hay otras cosas que también merecen ser registradas, circuladas y valoradas?