El metal precioso experimentó durante 2025 aumentos extraordinarios, ya que los precios superaron los 4300 dólares por onza a mediados de octubre, para luego retroceder bruscamente a cerca de 4000 dólares en noviembre, lo que generó intensos debates sobre la trayectoria esperada del oro en 2026 y la posibilidad de alcanzar la barrera de 5000 dólares por onza. Esta fuerte tendencia alcista fue una consecuencia natural de la confluencia de varios factores: desaceleración del crecimiento económico global, regreso a políticas monetarias acomodaticias y aumento de la demanda de activos seguros como refugio ante crisis financieras y geopolíticas.
Asimismo, la incertidumbre en torno a las deudas soberanas mundiales y las restricciones en las cadenas de suministro incrementaron la atracción del oro como herramienta principal de protección de inversión. Parece que lo que está ocurriendo ahora refleja un cambio radical en la percepción de los inversores hacia el metal amarillo — ya no como una mercancía para especulación a corto plazo, sino como un activo estratégico a largo plazo para proteger las carteras ante las perturbaciones económicas y políticas previstas.
La situación técnica actual revela un punto de inflexión decisivo
A finales de noviembre de 2025, los precios del oro cerraron en 4065 dólares por onza, tras haber alcanzado un máximo histórico de 4381 dólares a mediados de octubre. Desde el punto de vista técnico, el precio rompió el patrón del canal alcista que se extendió desde agosto hasta octubre, pero mantiene la línea de tendencia principal que conecta los mínimos consecutivos en torno a los 4050 dólares.
El nivel de 4000 dólares representa un soporte crítico — si se rompe con un cierre diario claro, el precio podría dirigirse hacia la zona de 3800 dólares (nivel de retroceso de Fibonacci del 50%), mientras que la ruptura de los 4200 dólares indica una posible prueba de los 4400 y 4680 dólares en sucesión. El índice de fuerza relativa (RSI) se mantiene en el nivel 50, reflejando una posición de neutralidad total sin tendencias claras, mientras que la línea del MACD permanece por encima de cero, confirmando que la tendencia principal sigue siendo alcista.
Factores que respaldan un nuevo aumento: demanda sin precedentes por el metal amarillo
La demanda global de oro en el segundo trimestre de 2025 alcanzó un récord de 1249 toneladas (aumentando un 3% interanual), con un valor de 132 mil millones de dólares (un incremento del 45%). El primer trimestre también fue excepcional con 1206 toneladas, el nivel más alto desde 2016. Este fuerte interés provino de tres principales fuentes:
Fondos cotizados en oro: Los activos gestionados superaron los 472 mil millones de dólares con participaciones cercanas a las 3929 toneladas (máximo histórico), con un aumento del 6% respecto al período anterior. Solo Estados Unidos absorbió flujos por 21 mil millones de dólares en la primera mitad, compensando la caída del 34% en la demanda de consumo y joyería.
Inversores minoristas nuevos: Datos muestran que aproximadamente el 28% de los nuevos inversores en mercados desarrollados añadieron oro a sus carteras por primera vez, impulsados por expectativas de crecimiento sostenido y amplia cobertura mediática. Estos mantuvieron sus posiciones incluso durante períodos de corrección, fortaleciendo la estabilidad de precios.
Bancos centrales: Añadieron 244 toneladas solo en el primer trimestre (un 24% por encima del promedio quinquenal), con un 44% de los bancos centrales mundiales gestionando reservas en oro actualmente frente al 37% en 2024. China, India y Turquía lideraron las compras, con el Banco Popular de China sumando más de 65 toneladas de forma continua.
La cara débil: la oferta limitada no acompaña la fuerte demanda
La producción minera alcanzó las 856 toneladas en el primer trimestre de 2025, con un modesto aumento del 1% interanual, insuficiente para cerrar la brecha creciente entre oferta y demanda. Lo más preocupante es que el oro reciclado cayó un 1%, ya que sus propietarios prefirieron mantener sus posesiones esperando mayores aumentos.
En términos de costos de producción, el costo medio global de extracción subió a 1470 dólares por onza a mediados de 2025 — el nivel más alto en una década — limitando los incentivos para ampliar la producción. Esta escasez estructural en la oferta se considera un factor fuerte para sostener los precios mientras la demanda institucional continúe.
Cambios en la política monetaria: la Reserva Federal relaja la presión
La Reserva Federal de EE. UU. redujo la tasa de interés en octubre de 2025 en 25 puntos básicos hasta un rango del 3.75-4.00%, siendo la segunda reducción desde diciembre de 2024. Las expectativas del mercado de futuros indican una reducción adicional de 25 puntos en diciembre, siendo la tercera en lo que va de año.
Los informes de BlackRock sugieren que la tasa de interés podría llegar al 3.4% para finales de 2026 en un escenario moderado. Si estas reducciones se materializan, las rentabilidades reales de los bonos disminuirán, reduciendo el costo de oportunidad del oro como activo que no genera intereses, fortaleciendo su atractivo como cobertura.
Otros bancos centrales también se mueven hacia una política monetaria más flexible: el Banco Central Europeo actualmente mantiene una postura restrictiva pero podría relajarla, y el Banco de Japón continúa con una política acomodaticia, creando un entorno global favorable para el oro.
Deuda soberana e inflación: dos impulsores continuos de la demanda
La deuda pública mundial superó el 100% del PIB, impulsando a los inversores a buscar refugios seguros. Este temor a la insostenibilidad fiscal llevó al 42% de los fondos de cobertura más grandes a reforzar sus posiciones en oro durante el tercer trimestre de 2025.
Aunque se espera que las presiones inflacionarias disminuyan en 2026, la enorme deuda seguirá siendo una fuente de preocupación constante, haciendo del oro un activo estratégico para protección contra la pérdida de poder adquisitivo a largo plazo.
Crisis geopolíticas impulsan a los inversores hacia activos seguros
Las tensiones comerciales entre Washington y Pekín y el aumento de las preocupaciones en Oriente Medio elevaron la demanda de oro en un 7% interanual según Reuters. Cuando las preocupaciones sobre el estrecho de Taiwán aumentaron en julio, los precios saltaron por encima de los 3400 dólares, y la tendencia alcista continuó con la persistencia de la incertidumbre.
Este patrón histórico muestra que cualquier nueva crisis geopolítica en 2026 podría ser un fuerte catalizador para nuevas oleadas de compra que podrían llevar los precios a niveles récord.
Movimiento del dólar y los bonos: una relación inversa fuerte
El índice del dólar cayó un 7.64% desde su pico a principios de 2025 hasta finales de noviembre, impulsado por expectativas de recortes de tasas y desaceleración del crecimiento. Asimismo, las rentabilidades de los bonos estadounidenses a 10 años bajaron del 4.6% en el primer trimestre al 4.07% a finales de noviembre.
Este doble descenso reduce la atracción de los activos denominados en dólares, motivando a los inversores institucionales a diversificar sus carteras alejándose del dólar. Analistas de Bank of America ven que la continuidad de esta tendencia, con las rentabilidades reales estables en 1.2%, podría sostener un escenario de aumento sostenido del oro en 2026.
Pronósticos del precio del oro 2026: ¿5000 dólares o corrección?
Predicciones de los grandes bancos:
HSBC: espera una tendencia alcista hasta 5000 dólares en la primera mitad de 2026, con un promedio anual de 4600 dólares (frente a 3455 dólares en 2025), aunque con una posible corrección hacia 4200 dólares en la segunda mitad.
Bank of America: elevó su pronóstico a 5000 dólares como pico potencial, con un promedio de 4400 dólares, advirtiendo de correcciones a corto plazo si los inversores toman ganancias.
Goldman Sachs: ajustó su previsión alcista a 4900 dólares por onza, apoyándose en fuertes flujos hacia fondos de oro cotizados y en la continuidad de compras por parte de bancos centrales.
J.P. Morgan: prevé que el oro alcance aproximadamente 5055 dólares a mediados de 2026.
El rango más frecuente: entre 4800 y 5000 dólares como pico potencial, con un promedio entre 4200 y 4800 dólares durante 2026.
Pronósticos del oro en Oriente Medio
Las reservas de los bancos centrales en la región aumentaron: el Banco Central de Egipto añadió una tonelada en el primer trimestre, y el Banco Central de Qatar sumó 3 toneladas.
En Egipto: las expectativas optimistas apuntan a que el precio podría llegar a unos 522,580 libras egipcias por onza (un aumento del 158.46% respecto a los precios actuales).
En Arabia Saudita y Emiratos: si el precio se acerca a los 5000 dólares por onza como predicen los grandes bancos, esto podría traducirse en aproximadamente 18750-19000 riales saudíes (con un tipo de cambio de 3.75-3.80), y 18375-19000 dirhams emiratíes (suponiendo estabilidad en los tipos de cambio y demanda global sostenida).
Desafíos: límite para salir de la tendencia alcista
A pesar del optimismo, varias instituciones financieras han señalado posibles correcciones:
HSBC advirtió que el impulso podría perder fuerza en la segunda mitad de 2026, con una posible caída a 4200 dólares al tomar ganancias, aunque descartó una caída severa por debajo de 3800 dólares salvo ante una gran crisis económica.
Goldman Sachs alertó que mantener niveles por encima de 4800 dólares será una “prueba de credibilidad” — ¿podrá el oro sostener niveles altos con una demanda industrial débil?
J.P. Morgan y Deutsche Bank coinciden en que el oro ha entrado en una nueva zona de precios más difícil de romper a la baja, gracias a un cambio estratégico en la percepción de los inversores a largo plazo.
Conclusión: múltiples escenarios en el horizonte
Las predicciones para el precio del oro en 2026 dependen de una lucha entre tres fuerzas: la toma de ganancias por parte de inversores que acumularon grandes posiciones, frente a las compras continuas de bancos centrales e inversores institucionales nuevos, y los imprevistos geopolíticos y económicos.
En un escenario optimista: si las rentabilidades reales siguen bajando, el dólar se mantiene débil y la incertidumbre persiste, el oro podría registrar nuevos máximos históricos cercanos a 5000 dólares o más.
En un escenario conservador: si la inflación se controla, la confianza en los mercados financieros se restablece y las tasas reales suben, el metal podría estabilizarse en torno a los 4200-4400 dólares durante un período prolongado.
Lo que está claro es que el oro ya no es solo un activo para especulación — se ha convertido en una estrategia defensiva clave en las carteras de los inversores globales.
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Pronósticos del oro 2026.. ¿Seguirá el metal amarillo rompiendo récords?
El metal precioso experimentó durante 2025 aumentos extraordinarios, ya que los precios superaron los 4300 dólares por onza a mediados de octubre, para luego retroceder bruscamente a cerca de 4000 dólares en noviembre, lo que generó intensos debates sobre la trayectoria esperada del oro en 2026 y la posibilidad de alcanzar la barrera de 5000 dólares por onza. Esta fuerte tendencia alcista fue una consecuencia natural de la confluencia de varios factores: desaceleración del crecimiento económico global, regreso a políticas monetarias acomodaticias y aumento de la demanda de activos seguros como refugio ante crisis financieras y geopolíticas.
Asimismo, la incertidumbre en torno a las deudas soberanas mundiales y las restricciones en las cadenas de suministro incrementaron la atracción del oro como herramienta principal de protección de inversión. Parece que lo que está ocurriendo ahora refleja un cambio radical en la percepción de los inversores hacia el metal amarillo — ya no como una mercancía para especulación a corto plazo, sino como un activo estratégico a largo plazo para proteger las carteras ante las perturbaciones económicas y políticas previstas.
La situación técnica actual revela un punto de inflexión decisivo
A finales de noviembre de 2025, los precios del oro cerraron en 4065 dólares por onza, tras haber alcanzado un máximo histórico de 4381 dólares a mediados de octubre. Desde el punto de vista técnico, el precio rompió el patrón del canal alcista que se extendió desde agosto hasta octubre, pero mantiene la línea de tendencia principal que conecta los mínimos consecutivos en torno a los 4050 dólares.
El nivel de 4000 dólares representa un soporte crítico — si se rompe con un cierre diario claro, el precio podría dirigirse hacia la zona de 3800 dólares (nivel de retroceso de Fibonacci del 50%), mientras que la ruptura de los 4200 dólares indica una posible prueba de los 4400 y 4680 dólares en sucesión. El índice de fuerza relativa (RSI) se mantiene en el nivel 50, reflejando una posición de neutralidad total sin tendencias claras, mientras que la línea del MACD permanece por encima de cero, confirmando que la tendencia principal sigue siendo alcista.
Factores que respaldan un nuevo aumento: demanda sin precedentes por el metal amarillo
La demanda global de oro en el segundo trimestre de 2025 alcanzó un récord de 1249 toneladas (aumentando un 3% interanual), con un valor de 132 mil millones de dólares (un incremento del 45%). El primer trimestre también fue excepcional con 1206 toneladas, el nivel más alto desde 2016. Este fuerte interés provino de tres principales fuentes:
Fondos cotizados en oro: Los activos gestionados superaron los 472 mil millones de dólares con participaciones cercanas a las 3929 toneladas (máximo histórico), con un aumento del 6% respecto al período anterior. Solo Estados Unidos absorbió flujos por 21 mil millones de dólares en la primera mitad, compensando la caída del 34% en la demanda de consumo y joyería.
Inversores minoristas nuevos: Datos muestran que aproximadamente el 28% de los nuevos inversores en mercados desarrollados añadieron oro a sus carteras por primera vez, impulsados por expectativas de crecimiento sostenido y amplia cobertura mediática. Estos mantuvieron sus posiciones incluso durante períodos de corrección, fortaleciendo la estabilidad de precios.
Bancos centrales: Añadieron 244 toneladas solo en el primer trimestre (un 24% por encima del promedio quinquenal), con un 44% de los bancos centrales mundiales gestionando reservas en oro actualmente frente al 37% en 2024. China, India y Turquía lideraron las compras, con el Banco Popular de China sumando más de 65 toneladas de forma continua.
La cara débil: la oferta limitada no acompaña la fuerte demanda
La producción minera alcanzó las 856 toneladas en el primer trimestre de 2025, con un modesto aumento del 1% interanual, insuficiente para cerrar la brecha creciente entre oferta y demanda. Lo más preocupante es que el oro reciclado cayó un 1%, ya que sus propietarios prefirieron mantener sus posesiones esperando mayores aumentos.
En términos de costos de producción, el costo medio global de extracción subió a 1470 dólares por onza a mediados de 2025 — el nivel más alto en una década — limitando los incentivos para ampliar la producción. Esta escasez estructural en la oferta se considera un factor fuerte para sostener los precios mientras la demanda institucional continúe.
Cambios en la política monetaria: la Reserva Federal relaja la presión
La Reserva Federal de EE. UU. redujo la tasa de interés en octubre de 2025 en 25 puntos básicos hasta un rango del 3.75-4.00%, siendo la segunda reducción desde diciembre de 2024. Las expectativas del mercado de futuros indican una reducción adicional de 25 puntos en diciembre, siendo la tercera en lo que va de año.
Los informes de BlackRock sugieren que la tasa de interés podría llegar al 3.4% para finales de 2026 en un escenario moderado. Si estas reducciones se materializan, las rentabilidades reales de los bonos disminuirán, reduciendo el costo de oportunidad del oro como activo que no genera intereses, fortaleciendo su atractivo como cobertura.
Otros bancos centrales también se mueven hacia una política monetaria más flexible: el Banco Central Europeo actualmente mantiene una postura restrictiva pero podría relajarla, y el Banco de Japón continúa con una política acomodaticia, creando un entorno global favorable para el oro.
Deuda soberana e inflación: dos impulsores continuos de la demanda
La deuda pública mundial superó el 100% del PIB, impulsando a los inversores a buscar refugios seguros. Este temor a la insostenibilidad fiscal llevó al 42% de los fondos de cobertura más grandes a reforzar sus posiciones en oro durante el tercer trimestre de 2025.
Aunque se espera que las presiones inflacionarias disminuyan en 2026, la enorme deuda seguirá siendo una fuente de preocupación constante, haciendo del oro un activo estratégico para protección contra la pérdida de poder adquisitivo a largo plazo.
Crisis geopolíticas impulsan a los inversores hacia activos seguros
Las tensiones comerciales entre Washington y Pekín y el aumento de las preocupaciones en Oriente Medio elevaron la demanda de oro en un 7% interanual según Reuters. Cuando las preocupaciones sobre el estrecho de Taiwán aumentaron en julio, los precios saltaron por encima de los 3400 dólares, y la tendencia alcista continuó con la persistencia de la incertidumbre.
Este patrón histórico muestra que cualquier nueva crisis geopolítica en 2026 podría ser un fuerte catalizador para nuevas oleadas de compra que podrían llevar los precios a niveles récord.
Movimiento del dólar y los bonos: una relación inversa fuerte
El índice del dólar cayó un 7.64% desde su pico a principios de 2025 hasta finales de noviembre, impulsado por expectativas de recortes de tasas y desaceleración del crecimiento. Asimismo, las rentabilidades de los bonos estadounidenses a 10 años bajaron del 4.6% en el primer trimestre al 4.07% a finales de noviembre.
Este doble descenso reduce la atracción de los activos denominados en dólares, motivando a los inversores institucionales a diversificar sus carteras alejándose del dólar. Analistas de Bank of America ven que la continuidad de esta tendencia, con las rentabilidades reales estables en 1.2%, podría sostener un escenario de aumento sostenido del oro en 2026.
Pronósticos del precio del oro 2026: ¿5000 dólares o corrección?
Predicciones de los grandes bancos:
HSBC: espera una tendencia alcista hasta 5000 dólares en la primera mitad de 2026, con un promedio anual de 4600 dólares (frente a 3455 dólares en 2025), aunque con una posible corrección hacia 4200 dólares en la segunda mitad.
Bank of America: elevó su pronóstico a 5000 dólares como pico potencial, con un promedio de 4400 dólares, advirtiendo de correcciones a corto plazo si los inversores toman ganancias.
Goldman Sachs: ajustó su previsión alcista a 4900 dólares por onza, apoyándose en fuertes flujos hacia fondos de oro cotizados y en la continuidad de compras por parte de bancos centrales.
J.P. Morgan: prevé que el oro alcance aproximadamente 5055 dólares a mediados de 2026.
El rango más frecuente: entre 4800 y 5000 dólares como pico potencial, con un promedio entre 4200 y 4800 dólares durante 2026.
Pronósticos del oro en Oriente Medio
Las reservas de los bancos centrales en la región aumentaron: el Banco Central de Egipto añadió una tonelada en el primer trimestre, y el Banco Central de Qatar sumó 3 toneladas.
En Egipto: las expectativas optimistas apuntan a que el precio podría llegar a unos 522,580 libras egipcias por onza (un aumento del 158.46% respecto a los precios actuales).
En Arabia Saudita y Emiratos: si el precio se acerca a los 5000 dólares por onza como predicen los grandes bancos, esto podría traducirse en aproximadamente 18750-19000 riales saudíes (con un tipo de cambio de 3.75-3.80), y 18375-19000 dirhams emiratíes (suponiendo estabilidad en los tipos de cambio y demanda global sostenida).
Desafíos: límite para salir de la tendencia alcista
A pesar del optimismo, varias instituciones financieras han señalado posibles correcciones:
HSBC advirtió que el impulso podría perder fuerza en la segunda mitad de 2026, con una posible caída a 4200 dólares al tomar ganancias, aunque descartó una caída severa por debajo de 3800 dólares salvo ante una gran crisis económica.
Goldman Sachs alertó que mantener niveles por encima de 4800 dólares será una “prueba de credibilidad” — ¿podrá el oro sostener niveles altos con una demanda industrial débil?
J.P. Morgan y Deutsche Bank coinciden en que el oro ha entrado en una nueva zona de precios más difícil de romper a la baja, gracias a un cambio estratégico en la percepción de los inversores a largo plazo.
Conclusión: múltiples escenarios en el horizonte
Las predicciones para el precio del oro en 2026 dependen de una lucha entre tres fuerzas: la toma de ganancias por parte de inversores que acumularon grandes posiciones, frente a las compras continuas de bancos centrales e inversores institucionales nuevos, y los imprevistos geopolíticos y económicos.
En un escenario optimista: si las rentabilidades reales siguen bajando, el dólar se mantiene débil y la incertidumbre persiste, el oro podría registrar nuevos máximos históricos cercanos a 5000 dólares o más.
En un escenario conservador: si la inflación se controla, la confianza en los mercados financieros se restablece y las tasas reales suben, el metal podría estabilizarse en torno a los 4200-4400 dólares durante un período prolongado.
Lo que está claro es que el oro ya no es solo un activo para especulación — se ha convertido en una estrategia defensiva clave en las carteras de los inversores globales.