

Contrariamente a lo que se pensó inicialmente, el desplome de 40 000 millones de dólares de LUNA no se debió principalmente a vulnerabilidades en los smart contracts. La causa real fue un fraude deliberado orquestado por el fundador Do Kwon. En su declaración de culpabilidad, Kwon admitió haber engañado intencionadamente a los inversores y manipulado las condiciones del mercado entre 2018 y 2022. Reconoció haber hecho afirmaciones falsas sobre la restauración de la paridad del stablecoin UST, a sabiendas de que eran incorrectas.
El mecanismo del colapso implicó el stablecoin algorítmico UST de Terra, que dependía de un smart contract que permitía intercambios uno a uno con tokens LUNA. Sin embargo, este diseño no era defectuoso en sí mismo. El problema surgió cuando Kwon y sus colaboradores explotaron a propósito la mecánica del sistema. Alameda Research, asociada a FTX, realizó grandes swaps UST-LUNA, mientras que figuras como Mike Novogratz (Galaxy Digital) promocionaban abiertamente LUNA al tiempo que liquidaban en secreto millones de tokens.
Cuando UST perdió su paridad con el dólar en mayo de 2022, la espiral descendente aceleró el colapso del mercado de 40 000 millones a unos 500 millones de dólares en cuestión de días. La reserva en Bitcoin de Luna Foundation Guard no pudo defender la paridad frente a una presión de venta coordinada. Este caso demuestra que incluso los smart contracts bien diseñados pueden ser vulnerables al fraude sofisticado, por lo que la regulación se centra ahora en la responsabilidad de los fundadores y en requisitos de transparencia, más allá de las soluciones puramente técnicas.
El colapso de Terra en 2022 evidenció vulnerabilidades críticas derivadas de una centralización excesiva en su ecosistema. El stablecoin algorítmico UST carecía de colateral fuera de la blockchain y se basaba en un smart contract que permitía intercambios 1:1 entre UST y LUNA. Esta dependencia sentó una base frágil, muy expuesta a presiones de mercado.
Los estudios muestran que LUNA se volvió central en la estructura de dependencia del mercado cripto y que el desanclaje tuvo impacto directo en la correlación de los activos digitales. El modelo de subsidios insostenible de Anchor, financiado mediante mecanismos de gobernanza en la blockchain, concentró el riesgo en pocos actores. Además, entidades de trading de primer nivel ejecutaron importantes operaciones de arbitraje UST-LUNA, intensificando la concentración de exposición.
La interconexión entre la infraestructura de Terra y las instituciones sistémicamente relevantes multiplicó el riesgo de fallos en cascada. Cuando la volatilidad de mercado provocó los primeros desanclajes, la ausencia de mecanismos de estabilización diversificados dejó indefenso al ecosistema. El colapso demostró que la toma de decisiones centralizada sobre subsidios y parámetros de protocolo eliminó redundancias y salvaguardias distribuidas, cruciales en situaciones de estrés.
Los análisis posteriores a 2022 evidencian que los enfoques microprudenciales de gestión de riesgos, enfocados solo en la solidez de cada institución, resultaron insuficientes. Los riesgos de interdependencia externa y los vínculos sistémicos en la infraestructura cripto fueron subestimados sistemáticamente, dejando valiosas lecciones sobre los peligros de la centralización en las arquitecturas de finanzas descentralizadas.
El colapso del stablecoin UST de Terra en mayo de 2022 desató una ola inédita de escrutinio regulatorio por parte de autoridades financieras de todo el mundo. Los 60 000 millones de dólares perdidos en el ecosistema Terra sacudieron los mercados cripto y provocaron respuestas inmediatas en jurisdicciones clave como Estados Unidos, Reino Unido, Corea del Sur y Singapur, así como del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).
Las autoridades regulatorias globales han reforzado su atención sobre los stablecoins algorítmicos tras este colapso de alto perfil. El desanclaje de UST dejó al descubierto vulnerabilidades estructurales en el modelo de señoreaje dual, así como graves deficiencias en la gestión de colaterales y en la transparencia. Estas debilidades son ahora una preocupación central para los legisladores que buscan crear marcos regulatorios integrales.
El panorama regulatorio evoluciona rápidamente y las autoridades reconocen que los stablecoins algorítmicos comportan riesgos sistémicos distintos a los de los instrumentos financieros tradicionales. Los reguladores exigen ahora mayores niveles de supervisión, incluyendo reservas obligatorias de activos, obligaciones de transparencia reforzadas y regímenes de autorización para emisores de stablecoins. La catástrofe de Terra Luna marca un antes y un después, impulsando a los gobiernos a evitar colapsos similares y redefiniendo la regulación de los mercados cripto en los próximos años.
Luna Coin presenta potencial de crecimiento en el mercado cripto en desarrollo. Su evolución depende del éxito del ecosistema Terra y de las tendencias generales del mercado.
Luna Coin colapsó en 2022 tras el fracaso del stablecoin TerraUSD, lo que provocó una pérdida de 60 000 millones de dólares y el cese de operaciones de la red Luna.
De acuerdo con las condiciones actuales del mercado y el nivel de oferta, es muy poco probable que Luna llegue a 1 dólar en 2025. La capitalización necesaria sería astronómica, superando ampliamente el valor total del mercado cripto.
A 07 de diciembre de 2025, una Luna coin (LUNA) cotiza en torno a 0,0796 dólares, con un incremento del 9,64 % en las últimas 24 horas, según los datos actuales del mercado.











