Últimamente he notado un fenómeno bastante surrealista: muchos jóvenes de la Generación Z en Estados Unidos han dejado de ahorrar para comprar casa y, en cambio, lo están apostando todo en criptomonedas. A primera vista parece que los jóvenes están haciendo locuras otra vez, pero si lo piensas bien, la lógica detrás de esto es bastante dolorosa.

En pocas palabras, esta generación realmente ha sido acorralada. Basta con mirar los datos para ver lo absurdo que es: en 2023, la edad media de los compradores de vivienda en EE. UU. ha subido hasta los 49 años. ¡49 años! Antes era normal comprar casa poco después de los 30, ahora tienes que acercarte a los 50 para reunir la entrada. Más exagerado aún, el 71% de los adultos de la Generación Z dice que simplemente no puede permitirse una casa, el porcentaje más alto entre todos los grupos de edad. Los precios de la vivienda se han disparado, los intereses de las hipotecas también están por las nubes. ¿Una persona trabajadora normal pensando en comprar casa? Ni en sueños.

El tema de la deuda tampoco ayuda. Esta generación sale de la universidad ya cargada de préstamos estudiantiles y deudas de tarjetas de crédito; de hecho, su deuda de tarjeta es un 30% superior a la que tenía la generación millennial a su edad. ¿Ahorros? ¿Qué ahorros? Bastante tienen con intentar pagar las deudas. Y lo más indignante: en las últimas décadas, las tasas universitarias en EE. UU. han subido más de 10 veces, la vivienda se ha cuadruplicado, y ¿los sueldos? Si descuentas la inflación, solo han subido un 18%. Por mucho que trabajes, la cuenta no sale: cuanto más te esfuerzas, más parece que no avanzas.

Así que se entiende por qué algunos se la juegan con las criptos. Total, siguiendo el camino tradicional de ahorrar para comprar casa, probablemente nunca lo consigan, así que ¿por qué no intentarlo? Quizá con un golpe de suerte lo logren. Claro que esta lógica es peligrosa: con la volatilidad del mercado cripto, la mayoría de los novatos acaban perdiendo lo poco que tienen. Pero tampoco puedes culparles del todo por ser impulsivos. Al menos están buscando una salida, y es verdad que esta generación empieza antes a planificar sus finanzas, y sabe usar redes sociales y herramientas de IA para aprender sobre inversión.

Un cambio más profundo es que muchos de la Generación Z están redefiniendo el significado de “éxito”. ¿Comprar casa, casarse, tener hijos, seguir el molde tradicional? Mejor lo dejamos, quizá no es para ellos. Les importa más la experiencia, la satisfacción personal y el equilibrio entre trabajo y vida. Es una forma de adaptarse a la realidad.

Al final, se cumple el dicho de siempre: los ricos pueden ir despacio, invertir de forma estable y ver cómo su bola de nieve crece cada vez más; los pobres solo pueden apostar todo lo que tienen y, la mayoría de las veces, acaban sin nada. La rigidez de las clases sociales se muestra con toda crudeza en el mundo de la inversión.