¿Qué se siente cuando la cuenta baja de varios cientos de miles a 30.000 U? Los números en la pantalla parecen borrados con una goma de borrar, y te quedas sentado ahí, con la mente en blanco.

En ese momento no me derrumbé, pero casi. Sin embargo, al calmarme, comprendí una cosa: no pienses en recuperar lo perdido, primero sobrevive.

Después de eso, me puse unas reglas estrictas:

Ninguna posición única supera el 10%; si pierdo 150 U, corto de inmediato, no espero a que nadie me convenza. Cada vez que gano dinero, retiro primero el capital, y dejo que los beneficios sigan creciendo. Así, poco a poco, los 30.000 U se convirtieron en 1.570.000.

¿Algunos dicen que fue suerte? No. Fue estabilidad.

Por ejemplo, en aquella subida de ETH, en la primera ola gané 900 U, luego añadí 1.350 U de posición, usando solo las ganancias para aumentar la exposición, sin tocar el capital. Incluso si después el mercado se hundía, como mucho perdía parte de los beneficios, pero el capital seguía intacto.

Lo peor es esa mentalidad de “en cuanto gano quiero salir, y si el mercado retrocede me pongo nervioso”. ¿El resultado? Pequeñas ganancias, pequeñas pérdidas, la cuenta siempre se queda en el mismo sitio.

He pagado caro por no tomar beneficios a tiempo. Cuando FTX se desplomó, mi cuenta estaba en 370.000 U, me resistí a salir y al día siguiente bajó a 120.000. Eso duele más que una liquidación total: tenías el dinero en la mano y lo pierdes.

Ahora he aprendido: si sube un 15%, subo el stop loss un 12%; si la tendencia cambia, salgo de inmediato.

Este sector nunca premia la emoción. Solo respeta la disciplina y la ejecución.

Si sigues pensando en “el próximo trade para recuperar”, básicamente vas a ser el próximo cajero automático del mercado. Yo he sobrevivido porque controlo mis emociones y tengo las reglas grabadas a fuego.

Cuando solo te quedan 30.000 U, no te precipites. Mantén la calma, no hagas locuras, la oportunidad llegará.

En el mercado no faltan oportunidades, lo que falta es gente capaz de esperar y de aprovecharlas cuando llegan. La mentalidad es más fuerte que la técnica; las reglas, más fiables que la suerte.