Hoy vamos a hablar de un tema que duele: ¿cómo funciona realmente la deuda global?
Primero lanzo una pregunta: si las principales economías del mundo están endeudándose sin parar, ¿de dónde sale todo ese dinero? La respuesta puede romper tus esquemas.
Recientemente, un exministro de finanzas lo explicó claramente en un programa. La verdad central es la siguiente: la mayor parte de la deuda de los gobiernos está en manos de “los suyos”. ¿Qué significa esto? Tomemos el ejemplo de Estados Unidos: los mayores tenedores de deuda pública no son misteriosos inversores extranjeros, sino instituciones del propio gobierno como la Reserva Federal y los fondos de la seguridad social. Más aún, la gente corriente, a través de sus cuentas de pensiones y depósitos bancarios, en realidad se convierte en el principal acreedor del Estado: crees que estás ahorrando, pero en realidad le estás prestando dinero al gobierno.
Veámoslo a nivel internacional. ¿Por qué Japón compra tanta deuda estadounidense? No es que sean ingenuos; lo hacen porque necesitan reciclar los dólares que ganan con el comercio y, de paso, estabilizar el tipo de cambio del yen. Así que, para las economías desarrolladas, la deuda pública es el “activo seguro” más codiciado.
¿Suena bien? Pues aquí viene el problema: este sistema, en esencia, es un “juego de círculo cerrado de préstamos mutuos”, que solo funciona mientras todos crean que no se va a romper. Pero ahora la deuda ha alcanzado niveles absurdos, los tipos de interés están subiendo y los cisnes negros políticos y económicos aparecen por todas partes. Este juego parece traer prosperidad, pero en realidad la brecha entre ricos y pobres se agranda y el sistema es extremadamente frágil.
¿Cómo se ajustará el sistema? O bien se cocina a fuego lento como una rana en agua tibia, o bien llega un aterrizaje forzoso de repente. Pero hay algo seguro: nadie puede controlar realmente esta máquina desbocada.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Hoy vamos a hablar de un tema que duele: ¿cómo funciona realmente la deuda global?
Primero lanzo una pregunta: si las principales economías del mundo están endeudándose sin parar, ¿de dónde sale todo ese dinero? La respuesta puede romper tus esquemas.
Recientemente, un exministro de finanzas lo explicó claramente en un programa. La verdad central es la siguiente: la mayor parte de la deuda de los gobiernos está en manos de “los suyos”. ¿Qué significa esto? Tomemos el ejemplo de Estados Unidos: los mayores tenedores de deuda pública no son misteriosos inversores extranjeros, sino instituciones del propio gobierno como la Reserva Federal y los fondos de la seguridad social. Más aún, la gente corriente, a través de sus cuentas de pensiones y depósitos bancarios, en realidad se convierte en el principal acreedor del Estado: crees que estás ahorrando, pero en realidad le estás prestando dinero al gobierno.
Veámoslo a nivel internacional. ¿Por qué Japón compra tanta deuda estadounidense? No es que sean ingenuos; lo hacen porque necesitan reciclar los dólares que ganan con el comercio y, de paso, estabilizar el tipo de cambio del yen. Así que, para las economías desarrolladas, la deuda pública es el “activo seguro” más codiciado.
¿Suena bien? Pues aquí viene el problema: este sistema, en esencia, es un “juego de círculo cerrado de préstamos mutuos”, que solo funciona mientras todos crean que no se va a romper. Pero ahora la deuda ha alcanzado niveles absurdos, los tipos de interés están subiendo y los cisnes negros políticos y económicos aparecen por todas partes. Este juego parece traer prosperidad, pero en realidad la brecha entre ricos y pobres se agranda y el sistema es extremadamente frágil.
¿Cómo se ajustará el sistema? O bien se cocina a fuego lento como una rana en agua tibia, o bien llega un aterrizaje forzoso de repente. Pero hay algo seguro: nadie puede controlar realmente esta máquina desbocada.