Hace un tiempo, un amigo vino a pedirme ayuda: su saldo de cuenta solo tenía 9.000 U. ¿Te lo puedes creer? Este colega empezó con más de 60.000 U de capital y ahora está a punto de quedarse sin nada, la moral por los suelos.

Eché un vistazo a su historial de operaciones y, madre mía, era el rey del “all-in”: metía todo en una sola operación, si tenía suerte ganaba algo, si no, liquidación total. Perdía dinero más rápido que una máquina de imprimir billetes.

Al final le puse varias reglas estrictas:

En cada operación, como máximo un 30 % del capital; nada de jugar con el corazón en la mano. Hay gente que no puede controlarse y, en un arrebato, mete todas las fichas; eso no es trading, es jugarse la vida.

¿Ganas un 10 %-15 %? Sal enseguida. No quieras comerte la cabeza y la cola del pescado; el mercado no va a consentir a los codiciosos.

¿Pierdes más de un 4 %? Corta la posición al instante. No sueñes con que va a rebotar, hay que saber aceptar la derrota cuando toca. Una pequeña pérdida es una lección, una gran pérdida puede ser fatal.

No toques los gráficos que no entiendes. Los movimientos ambiguos son los que más engañan; mejor esperar una oportunidad clara que andar adivinando.

Tras aplicar estas reglas durante un tiempo, por fin estabilizó su cuenta e incluso ganó un poco. A veces, sobrevivir es mucho más importante que hacerse rico.