Recientemente terminé de traducir el informe de inversiones para 2026 de una de las principales gestoras de activos de Wall Street. Son 18 páginas que he leído tres veces y tengo que anotar algunas ideas.

Aunque solo mencionan de pasada a las stablecoins, toda la lógica macro, las valoraciones sobre el sector de la IA y cómo distribuir los activos globales son extremadamente valiosas para quienes seguimos los activos digitales. Los lugares que el capital tradicional no valora suelen esconder oportunidades; y las áreas en las que apuestan fuerte también merecen nuestra atención.

Al grano: ¿cómo ven ellos 2026?
En una frase: la IA sigue siendo la protagonista absoluta, hay que seguir aumentando posiciones en bolsa estadounidense, también prestar atención a la bolsa japonesa, reducir la exposición a bonos estadounidenses a largo plazo. ¿Oro? Solo para movimientos a corto plazo, nada de mantenerlo a largo plazo.

¿Por qué la IA seguirá fuerte hasta 2026?
La clave es que la etapa ha cambiado. Ya no se trata solo de contar historias, ahora se están invirtiendo sumas astronómicas de dinero real. Centros de computación, infraestructuras de datos y suministro energético, todo son activos pesados y requiere inversiones por adelantado, con ciclos de retorno larguísimos. Los gigantes tecnológicos están emitiendo deuda a lo loco para cubrir necesidades de financiación, el apalancamiento corporativo se dispara y eso a su vez eleva los tipos de interés reales.

Esta ola no se parece a ninguna revolución tecnológica anterior.
En los últimos 150 años, ni la máquina de vapor, ni la electricidad, ni internet consiguieron elevar de forma sostenible el crecimiento del PIB de EE.UU. por encima del 2-3%. Pero la IA podría lograrlo. ¿Por qué? Porque no es solo una herramienta, es un “acelerador de innovación”: puede desencadenar avances en el desarrollo de medicamentos, ciencia de materiales y tecnologías energéticas.

Su postura es clara: corto