800.000 millones de dólares: ¿qué significa realmente esta cifra? Una conocida empresa de cohetes planea salir a bolsa en la segunda mitad de 2026, apuntando directamente a esta cifra mareante como valoración objetivo. No es una hipérbole, es una expectativa de financiación totalmente realista. Esto la convertiría en la absoluta reina del mercado privado, dejando muy atrás a otras grandes tecnológicas no cotizadas y situándose a un paso de las empresas tecnológicas consolidadas con valoraciones de billón de dólares.

El impacto de este movimiento va mucho más allá del propio IPO. El flujo de capital global se reordenará: los fondos soberanos tendrán que reajustar su exposición al sector tecnológico, los fondos de pensiones deberán revaluar su estrategia de inversión a largo plazo y los inversores institucionales redirigirán parte de sus presupuestos hacia la tecnología aeroespacial. Incluso el capital especulativo destinado a la IA podría verse desviado: al fin y al cabo, el dinero siempre persigue la historia más prometedora.

¿Y qué justifica una valoración así? Mira las cartas que tienen: Starlink está desplegando internet satelital global, la serie Falcon ha reducido los costes de lanzamiento a mínimos históricos, el proyecto Starship apunta al océano azul de la economía espacial profunda y los datos satelitales pueden aplicarse tanto a la industria militar como a las telecomunicaciones. No se trata de un negocio aislado, sino de un ecosistema en el que confluyen IA, comunicaciones e infraestructuras.

El timing también está perfectamente calculado. En la segunda mitad de 2026, es muy probable que el mundo esté en plena fase de recortes de tipos de interés, con la mayor elasticidad en las valoraciones de activos de riesgo, y una clara resonancia entre tecnológicas y mercados cripto. Elegir este momento de máxima agresividad del capital para debutar en bolsa es exprimir al máximo el "timing". ¿Lo llamas financiación o es más bien una jugada para reescribir las reglas del juego?