En realidad, no hace falta entrar en pánico por el reciente documento de advertencia de riesgos emitido conjuntamente por los siete organismos.

Si lees el texto completo con atención, lo entenderás: el foco está en atacar precisamente aquellas cosas que ya operan en la zona gris: monedas sin ninguna aplicación real (aircoins), stablecoins de origen desconocido, emisiones ilegales bajo la bandera de RWA, esquemas piramidales tipo ponzi y actividades de blanqueo de capitales utilizando criptomonedas. Todo esto, incluso sin este documento, ya debería haber sido perseguido.

Si echas un vistazo a la historia, verás una pauta curiosa: la primera ola de Bitcoin en 2013, el frenesí de las ICO en 2017, el boom de los NFT en 2021, y ahora esta ronda en 2025: cada vez que el concepto se pone tan de moda que hasta las abuelas empiezan a hablar de ello, las advertencias regulatorias aparecen puntualmente.

Para nosotros, los inversores de a pie, el mensaje central de este tipo de documentos es sencillo: no te metas en proyectos que ya suenan poco fiables, mantente lejos de esquemas piramidales y elige siempre plataformas reguladas.

Quienes de verdad deberían preocuparse son los equipos que están detrás de los esquemas ponzi y las aircoins. Por ejemplo, el proyecto Pi Coin, que se menciona expresamente en el documento: tarde o temprano, lo que tenga que caer, caerá.